El Crol que Soñamos: Cómo Dejar Atrás los 5 Vicios que te Impiden Avanzar

El Crol que Soñamos: Cómo Dejar Atrás los 5 Vicios que te Impiden Avanzar

El Crol que Soñamos: Cómo Dejar Atrás los 5 Vicios que te Impiden Avanzar

Por José M Romero · 19 de November de 2025

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⏱️ Tiempo de lectura: 4 min

1. La cabeza de tortuga: el error que te hunde (literalmente)

¿Te suena familiar? Llevas varios largos, el aire empieza a faltar y, por instinto, sacas casi toda la cabeza para respirar. Es un reflejo de supervivencia, pero en natación es un ancla. Al levantar la cabeza hacia el frente, tus caderas y piernas se hunden como plomo por una simple ley de palanca. Esto crea una resistencia tremenda y te obliga a gastar el doble de energía para mantenerte a flote. La solución es aprender a confiar en la rotación de tu cuerpo. Al girar sobre tu eje, solo necesitas ladear la cara, manteniendo una mejilla y una antiparra en el agua, para tomar aire. Es como mirar de reojo al borde de la piscina. Cuesta al principio, ¡pero el cambio en tu flotabilidad es brutal!

2. El cruce de brazos: cuando nadas en zigzag sin darte cuenta

Imagina una línea invisible que divide tu cuerpo en dos mitades, de la cabeza a los pies. El error del "cruce de brazos" ocurre cuando tu mano, al entrar al agua, cruza esa línea central y se va hacia el lado contrario. Esto no solo desequilibra todo tu nado, sino que te hace perder una potencia increíble en la brazada. En vez de impulsarte hacia adelante, te empujas hacia los lados. Para corregirlo, piensa en dos rieles de tren paralelos a la altura de tus hombros. Tu mano derecha debe entrar y estirarse siempre por el riel derecho, y la izquierda por el izquierdo. Al principio se siente raro, como si abrieras mucho los brazos, pero es la forma correcta de asegurar una tracción limpia y directa.

3. El codo caído: la fuga de potencia que no ves

Este es uno de los vicios más comunes y difíciles de detectar. Ocurre justo después de que tu mano entra al agua. En lugar de mantener el codo alto para "agarrar" un gran volumen de agua con todo el antebrazo, dejas que el codo caiga por debajo de la muñeca. En la práctica, es como intentar remar con un palito en vez de con una pala ancha. Estás moviendo los brazos, pero sin traccionar casi nada. Para solucionarlo, enfócate en la sensación de apoyar tu antebrazo y mano en el agua como si fuera un solo bloque, manteniendo el codo cerca de la superficie mientras inicias la tracción hacia atrás. Este concepto, conocido como "codo alto" o EVF (Early Vertical Forearm), es el secreto para una brazada poderosa.

4. La patada de tijera: más freno que motor

Si tus piernas se abren hacia los lados como una tijera al respirar o al dar la brazada, estás creando un freno gigante. Este movimiento descontrolado suele ser una consecuencia de otros desequilibrios, como el cruce de brazos. El cuerpo intenta compensar la falta de estabilidad moviendo las piernas de forma errática. Una buena patada de crol debe ser compacta, corta y fluida, naciendo desde la cadera, no desde la rodilla. Tus pies deben pasar cerca uno del otro, con los tobillos relajados, generando una propulsión constante y estabilizando tu nado sin frenarte.

5. Nadar plano: el origen de (casi) todos los males

Si tuviéramos que elegir el padre de todos los errores, sería este. Nadar plano, sin rotar los hombros y las caderas, es la receta para un nado ineficiente y forzado. El rolido o rotación es fundamental por varias razones:

  • Más alcance: Te permite estirar el brazo mucho más adelante, logrando una brazada más larga y eficiente.
  • Más potencia: Involucras los músculos grandes de la espalda y el core (la famosa "guata"), en lugar de depender solo de la fuerza de tus hombros.
  • Respiración fácil: Como vimos en el primer punto, la rotación es lo que te permite respirar de lado sin tener que levantar la cabeza.

Piensa en tu cuerpo como un tronco que gira de lado a lado con cada brazada. Este simple movimiento coordinado es la base para solucionar la mayoría de los otros problemas y empezar a deslizar de verdad.

La técnica es el atajo hacia la velocidad. Corregir estos vicios no es un cambio de la noche a la mañana; es un proceso de escuchar tu cuerpo y transformar el esfuerzo bruto en movimiento inteligente. En tu próximo entrenamiento, no te agobies tratando de arreglarlo todo a la vez. Elige solo uno de estos puntos y concéntrate en esa única sensación, en ese pequeño ajuste que te hará sentir más fluido en el agua.

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