El Toque en los Pies al Nadar: ¿Buena Costumbre o Invasión Personal?

El Toque en los Pies al Nadar: ¿Buena Costumbre o Invasión Personal?

El Toque en los Pies al Nadar: ¿Buena Costumbre o Invasión Personal?

Por José M Romero · 10 de November de 2025

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⏱️ Tiempo de lectura: 3 min

El Toretto de la piscina que todos conocemos

Estás en tu metro cuadrado, nadando piola en la pista que te corresponde, concentrado en tu brazada y en la respiración. De repente, lo sientes: una sombra, una presión, casi como si el nadador más apurado de la piscina te viniera “echando las luces” por la espalda. Te apuras un poco, pero el tipo sigue ahí, pegado como lapa a tus pies, como si estuviera compitiendo por el oro olímpico en una piscina pública un martes por la mañana. ¿Te suena familiar?

Esta situación es un clásico y genera una pregunta universal: ¿qué se hace cuando un nadador más rápido necesita pasar? Mientras algunos simplemente se lanzan a adelantar de forma un tanto brusca, existe un código no escrito que divide las aguas: el famoso toquecito en los pies.

¿Qué onda con el toquecito en los pies?

Para muchos nadadores de club y gente con más kilómetros en el cuerpo, esta es una señal súper normal. Según gigantes de la natación como Speedo, es un gesto casi universal. La idea es simple: un suave toque en los pies del nadador de adelante para avisarle cortésmente “¡Oye, voy más rápido y me gustaría pasar!”. La persona que recibe el toque debería, en teoría, orillarse un poco o detenerse en la siguiente pared para ceder el paso.

El problema es que este “código secreto” no es tan conocido por todos. Lo que para un triatleta es un aviso de rutina, para un nadador recreativo puede ser una sorpresa, una molestia o, derechamente, algo súper incómodo. ¡Y con razón! Que un extraño te toque los pies sin previo aviso puede sacar de quicio a cualquiera.

El debate: ¿Respeto o falta de respeto?

Aquí es donde la cosa se pone buena, porque hay dos bandos bien marcados. Por un lado, están los que defienden el toque a morir, y por otro, los que lo encuentran una pésima costumbre.

  • A favor del toque: Sus defensores dicen que es la forma más eficiente y segura de comunicarse en una pista llena. Es un aviso claro que evita choques, adelantamientos peligrosos por el medio o la frustración de quedarse “atrapado” detrás de alguien más lento. Lo ven como una muestra de respeto y conocimiento de la cultura de la natación.
  • En contra del toque: Para este grupo, es una invasión al espacio personal. Causa pánico, desconcentra y puede sentirse agresivo. Muchos argumentan: “Si me vas a pasar, espera a la pared. No hay para qué andar tocando a la gente”. Además, critican que no todos tienen por qué saberse este código, sobre todo si solo van a la piscina a relajarse.

Al final del día, ambas posturas tienen su punto. Lo que para unos es norma, para otros es una rareza. Lo importante es encontrar un equilibrio para que todos podamos entrenar y disfrutar con todo el power, sin pasar malos ratos.

El agua nos une, que el respeto nos guíe. La próxima vez que vayas a la piscina, ya sea que te toque adelantar o que te pidan el paso, recuerda que un pequeño gesto de cortesía y paciencia hace toda la diferencia. Se trata de compartir la pista y disfrutar el nado, no de ganar una carrera imaginaria contra el de al lado. Piensa en cómo te gustaría que te trataran a ti y aplica esa misma empatía en cada largo.

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