No es ningún secreto que el ejercicio aeróbico puede ayudar a evitar algunos de los efectos del envejecimiento.
Pero un creciente número de investigaciones sugiere que la natación podría proporcionar un impulso único a la salud del cerebro. Nadar de manera regular mejora la memoria, la función cognitiva, la respuesta inmunitaria y el estado de ánimo. La natación también puede ayudar a reparar el daño causado por el estrés y forjar nuevas conexiones neuronales en el cerebro.
Hasta la década de los 60, los científicos creían que la cantidad de neuronas y conexiones sinápticas en el cerebro humano era finita y que, una vez dañadas, estas células cerebrales no podían reemplazarse. Pero esa idea fue desacreditada cuando los investigadores comenzaron a ver una amplia evidencia del nacimiento de neuronas, o neurogénesis, en cerebros adultos de humanos y otros animales. Ahora existen pruebas claras de que el ejercicio aeróbico puede contribuir a la neurogénesis y desempeñar un papel fundamental para ayudar a revertir o reparar el daño a las neuronas y sus conexiones tanto en mamíferos como en peces. La investigación muestra que una de las formas clave en que ocurren estos cambios en respuesta al ejercicio es a través del aumento de los niveles de una proteína llamada factor neurotrófico derivado del cerebro (FNDC).
Se ha demostrado que la plasticidad neuronal, o la capacidad del cerebro para cambiar, que provoca esta proteína, estimula la función cognitiva, incluidos el aprendizaje y la memoria. Estudios en personas hallaron una fuerte relación entre las concentraciones de FNDC que circula en el cerebro y un aumento en el tamaño del hipocampo, la región del cerebro responsable del aprendizaje y la memoria.
Un estudio publicado en el National Center for Biotechnology Information (NCBI) advierte que nadar, al igual que otros ejercicios, reduce los síntomas de la ansiedad y la depresión. Según la publicación, estas mejoras en el estado de ánimo se producen por un aumento considerable de la circulación sanguínea en el cerebro y sus efectos en el denominado de forma científica, “eje hipotalámico-hipofisario-adrenal” (HPA), parte esencial del cerebro que controla el estrés.
El doctor David Coppel, director de los servicios neuropsicológicos y de investigación en el Programa de conmoción cerebral Deportivo de Seattle y profesor de la Universidad de Washington, asevera que la natación es una disciplina que mitiga la sensación de pánico y los sentimientos de tristeza: “La natación es eficaz para reducir el pánico y los sentimientos de tristeza al liberarse factores en el cerebro como las endorfinas”. La natación libera lo que se denominan los factores neurotróficos, proteínas que favorecen la supervivencia de las neuronas en el cerebro como las endorfinas, útiles para controlar el estrés, la ansiedad y el estado de ánimo. Por lo tanto, esta actividad física puede ayudar con el alivio de la tensión y contrarrestar algunos síntomas depresivos.
La mayor parte de la investigación para comprender cómo la natación afecta el cerebro se realizó en ratas. En un estudio en ratas se demostró que la natación estimula las vías cerebrales que suprimen la inflamación en el hipocampo e inhiben la apoptosis o muerte celular. El estudio también mostró que la natación puede ayudar a la supervivencia de las neuronas y reducir los impactos cognitivos del envejecimiento.
Una de las preguntas más fascinantes es cómo, específicamente, la natación mejora la memoria a corto y largo plazo. Para determinar cuánto tiempo pueden durar los efectos beneficiosos, los investigadores entrenaron ratas para nadar durante 60 minutos al día durante cinco días a la semana. Luego, el equipo hizo pruebas en la memoria de las ratas haciéndolas nadar a través de un aparato especial denominado laberinto de brazos radiales que contiene seis brazos, incluido uno con una plataforma oculta. Las ratas tenían seis intentos de nadar libremente y encontrar la plataforma oculta. Después de solo siete días de entrenamiento de natación, los investigadores observaron mejoras en la memoria tanto a corto como a largo plazo, basadas en una reducción en los errores que las ratas cometían cada día. Los científicos sugieren que este impulso en la función cognitiva podría proporcionar una base para usar la natación como una forma de mejorar el aprendizaje y reparar el daño a la memoria causado por enfermedades neuropsiquiátricas en humanos.
Otro estudio llegó a la conclusión de que los niños que aprenden a nadar a una edad temprana desarrollan mejor la coordinación y las habilidades visuales-motoras tales como cortar papel, colorear y dibujar líneas y formas, aparte de muchas tareas matemáticamente relacionadas. En otro estudio los científicos examinaron el vínculo entre la actividad física y cómo los niños aprenden vocabulario nuevo. Los investigadores enseñaron a los niños de 6 a 12 años los nombres de objetos desconocidos. Luego, probaron su precisión para reconocer esas palabras después de realizar tres actividades: colorear (actividad de descanso), nadar (actividad aeróbica) y un ejercicio similar al Crossfit (actividad anaeróbica) durante tres minutos. Descubrieron que el rendimiento de los niños era mucho mayor para las palabras aprendidas después de nadar en comparación con colorear y la actividad anaeróbica. Estos hallazgos implican que nadar incluso durante períodos cortos de tiempo es muy beneficioso para los cerebros jóvenes en desarrollo.
Las natación también tiene beneficios a nivel de funciones cognitivas. Una investigación llevada a cabo en el 2014 por expertos de la Facultad de Ciencias del Deporte de la Universidad de Perth en Australia, encontró que sumergirnos en una piscina aumenta el flujo de sangre al cerebro. Cuando los participantes del estudio se sumergieron en el agua hasta el nivel del corazón en comparación con la tierra, el flujo de sangre a sus arterias cerebrales centrales aumentó en un 14%, mientras que el flujo sanguíneo a sus arterias cerebrales posteriores aumentó en un 9%.
Son muchos los beneficios a nivel cerebral que nos entrega la natación, y aunque aún hay mucho que descubrir y confirmar está claro que los beneficios para nuestra salud física y mental están a la orden del día. ¿Y tú, que esperas para comenzar a nadar?
Por Jorge Orrego.
Head Coach Jot Training.
Magister en Alto Rendimiento Deportivo.
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